lunes, 29 de julio de 2013

¿Qué tipo de estrés empeora la memoria?



Todo el mundo habla de lo perjudicial que es el estrés para la salud. Te pones enfermo con más facilidad y encima la cabeza ‘te funciona peor’… pero, ¿sabemos realmente qué efectos tiene el estrés sobre el cerebro? ¿y qué tipo de estrés es el más perjudicial?
Recientemente se han publicado dos revisiones muy interesantes sobre el tema. Thomas Frodl y Veronica O’Keane cuentan en Neurobiology of Disease (2013) que un cerebro expuesto de forma excesiva y continua al estrés sufre daños en su estructura y su funcionamiento, y que estos daños son mediados, entre otras cosas, por los efectos tóxicos del cortisol. Es lo que se conoce como la Hipótesis de la cascada de glucocorticoides descrita por Robert Sapolsky en 1986. Según esta hipótesis, el estrés crónico puede producir cambios cerebrales que hacen que el eje que controla la respuesta al estrés (eje Hipotálamo-Hipófiso-Adrenal -HHA) se descontrole. La estructura cerebral conocida como hipocampo es muy sensible a los glucocorticoides, ya que posee muchos receptores para ellos. Los glucocorticoides, como el cortisol, permiten movilizar los recursos energéticos para hacer frente a las situaciones estresantes. Sin embargo, cuando el hipocampo es sobreexpuesto a ellos se atrofia. El hipocampo participa de forma importante en el aprendizaje y la memoria, con lo que el estrés crónico haría que estas funciones se alterasen. Pero además, el hipocampo tiene una función reguladora del HHA, proporcionándole un feedback inhibitorio (para que deje de segregar glucocorticoides). Paradójicamente, un hipocampo que ha sido expuesto en exceso a glucocorticoides tendrá más dificultades para enviar esa información de vuelta, con lo que habrá más cantidad de esta sustancia y por tanto mayor daño hipocámpico.
El síndrome de Cushing es una enfermedad caracterizada por un exceso de cortisol, la hormona del estrés, y sirve como modelo ideal para analizar las consecuencias cerebrales de una hipercortisolemia crónica. Se ha descrito que estos pacientes presentan depresión en más de la mitad de los casos, atrofia cortical prematura y alteraciones cognitivas, fundamentalmente de memoria y aprendizaje.

Estrés severo: divorcios, abuso infantil y guerras

Stefania Schiavone y sus colaboradores han publicado recientemente un trabajo en Antioxidants & Redox Signaling donde resaltan que el estrés vital severo prolongado, como el que se da en guerras, divorcios o abusos infantiles, se acompaña de estrés oxidativo a nivel del sistema nervioso. Los autores describen estudios que, utilizando técnicas de imagen cerebral, han visto cambios importantes en las neuronas de la corteza prefrontal, los ganglios basales, la ínsula y el cíngulo anterior de víctimas de abuso físico o sexual temprano, con una reducción del volumen cerebral de entre el 10 y el 40%. Este tipo de estrés se ha relacionado también con el desarrollo posterior de patologías como el trastorno de estrés postraumático, la depresión mayor y la esquizofrenia.
En cualquier caso, el estilo de afrontamiento de los problemas que tiene cada persona se plantea como un factor relevante que modularía los efectos del estrés y se postula como una vía de intervención en la prevención de enfermedades asociadas.

viernes, 26 de julio de 2013

Para evitar que tu cerebro se canse, haz ejercicio



Hacer ejercicio regularmente aumenta el número de mitocondrias, las organelas encargadas de suministrar energía a las células, tanto en las células musculares como en las neuronas del cerebro. Eso implica que practicar deporte reduce el cansancio mental, según revela un estudio de la Universidad de Carolina del Sur (EE UU).

Para demostrarlo, los investigadores trabajaron con dos grupos de ratones, uno cuyos integrantes corrían sobre una rueda inclinada seis días a la semana durante una hora y un segundo grupo sedentario. Tras 8 semanas, los investigadores analizaron el tejido muscular y cerebral de todos los roedores. Así comprobaron que los ratones que se habían ejercitado a diario tenían más mitocondrias tanto en los músculos como en el cerebro. Además, habían aumentado su resistencia, de manera que si antes tardaban 74 minutos en sentir fatiga tras el ejercicio podían permanecer corriendo durante 126 minutos antes de cansarse. Según los investigadores, que el cerebro se vuelva más resistente a la fatiga contribuye a aumentar el rendimiento físico. En otras palabras, el cuerpo y la mente se benefician y se cansan menos si practicamos ejercicio físico regularmente.

Por otra parte, los autores sospechan que aumentar el número de mitocondrias cerebrales podría ser beneficioso para combatir tanto las enfermedades psiquiátricas como las neurodegenerativas.

jueves, 25 de julio de 2013

10 cosas que deberías saber sobre cómo funciona tu cerebro


Aquí tienes selección de 10 cosas que los científicos descubrieron sobre el cerebro en 2013 y que deberías conocer.

Comer menos mantiene al cerebro joven
Una molécula llamada CREB1, que se activa cuando la dieta es restrictiva, pone en marcha a genes ligados a la longevidad y al buen funcionamiento del cerebro.>>

El tamaño de tu red de amigos en Facebook y el tamaño de tu cerebro están relacionados
El número de amigos que tenemos en la red social Facebook es proporcional al tamaño de ciertas regiones de nuestro cerebro. Así se deduce de un estudio realizado por científicos del Instituto de Neurociencias Cognitivas del University College de Londres (Reino Unido). >>

El éxito y el fracaso activan todo el cerebro
Las señales que se generan en el cerebro cuando una persona cuando tiene éxito o cuando fracasa no se procesan en una zona restringida de la corteza cerebral. Las conexiones neuronales en estos casos se extienden prácticamente por todo el cerebro, según revela un estudio de la Universidad de Yale que apareció publicado en la revista Neuron.>>

Sin vitamina B12, el cerebro encoge
El pescado, la carne, la leche y los huevos son las principales fuentes de vitamina B12, también conocida como cobalamina. Una falta de esta sustancia en la dieta puede hacer que el cerebro pierda células cerebrales y desarrolle problemas cognitivos, según un estudio publicado en Neurology. >>

Para evitar que tu cerebro se canse, haz ejercicio
Hacer ejercicio regularmente aumenta tanto en las células musculares como en las neuronas el número de mitocondrias, las organelas encargadas de suministrar energía a las células. De este modo reduce el cansancio mental, según demuestra un estudio de la Universidad de Carolina del Sur. >>

¿Cómo recuerda nuestro cerebro los momentos importantes?
Neurocientíficos de la Universidad de Nueva York (EE UU) han identificado las partes del cerebro que utilizamos para recordar la sucesión de eventos dentro de un episodio de nuestra vida, como una fiesta o una boda. El estudio, publicado en Science, mejora nuestra comprensión de cómo se procesan los recuerdos.>>

El cerebro humano está encogiendo
El cerebro humano ha reducido su tamaño en los últimos 30.000 años. Concretamente, las últimas mediciones revelan que el volumen medio del cerebro del Homo sapiens en este periodo ha disminuido un 10%, es decir, de 1.500 a 1.359 centímetros cúbicos, el equivalente de una pelota de tenis. >>

Las personas distraídas tienen más materia gris en el cerebro
Las personas que se distraen con una mosca y apenas consiguen mantener la atención en una sola cosa pueden echarle la culpa a un grupo de neuronas del lóbulo parietal superior, según un trabajo que publicaba la revista Journal of Neuroscience. >>

Así reacciona el cerebro cuando no se cumplen las expectativas
El cerebro humano es capaz de adaptarse a lo inesperado gracias a que cuenta con una red de neuronas que hace predicciones sobre el mundo que nos rodea y, además, monitoriza cómo de acertadas resultan esas predicciones. El núcleo de esa red se encuentra en la denominada corteza orbitofrontal, un área cerebral situada por encima de los ojos. >>

Identifican la zona del cerebro que controla la vergüenza
Investigadores de la Universidad de California (Estados Unidos) han conseguido identificar la parte del cerebro que se pone en acción cuando sentimos vergüenza. Se trata de la corteza cingulada pregenual anterior, según hacían público este año los autores en la reunión anual de la Academia Americana de Neurología que se celebra en Hawaii. >>

jueves, 18 de julio de 2013

Un nuevo camino para ayudar a los pacientes con síndrome de Down



Nuestro ADN contiene 23 pares de cromosomas. Es nuestro material genético y es el principal causante de ser cómo somos, por dentro y por fuera. En las personas con síndrome de Down la pareja número 21 está repetida formándose un trío y provocando una discapacidad intelectual que afecta a uno de cada 700 niños nacidos. Ahora, gracias a la ingeniería genética los científicos han conseguido desactivar el gen extra en células madre, lo que podría abrir las puertas de nuevos tratamientos.

El nuevo trabajo, publicado en la revista científica Nature, describe la forma en la que los investigadores de la Universidad de Massachusetts han conseguido inactivar dicho tercer cromosoma. Partiendo de un cultivo celular obtenido de células madre de personas con síndrome de Down, los científicos insertaron en el tercer cromosoma un gen llamado XIST, cuya misión es “silenciar” al mismo. Para ello, el gen produce una molécula de ARN que envuelve al cromosoma como si fuera una manta, anulándole.


Como explica la jefa del proyecto Jeanne B. Lawrence "existe un gen en el cromosoma X llamado XIST (X-inactivation gene) que normalmente se encarga de apagar uno de los dos cromosomas X que se encuentran en las células femeninas, haciendo la expresión de los genes ligados a X similar a la de los hombres, que sólo tienen un cromosoma X".

Así pues, utilizando técnicas de ingeniería genética, han insertado el gen Xist en uno de los cromosomas del triplete 21 que contienen las células madre proveniente de personas con síndrome de Down. Y ¡et voilá! la ciencia conseguía de esta manera silenciar el tercer cromosoma causante del problema.

El síndrome de Down es la principal causa genética de discapacidad intelectual en todo el mundo y conlleva otros muchos problemas. Deficiencias en el sistema inmune, problemas cerebrales y defectos cardiacos congénitos son algunas de las causas que, a la larga, reducen su esperanza de vida.

Este nuevo hallazgo científico no significa que se pueda curar el síndrome, ni mucho menos, pero abre las puertas a nuevos tratamientos y posibles terapias que terminen con este problema genético y otros similares, como el síndrome de Patau, asociado al cromosoma número 13.

Retratos de ADN

martes, 2 de julio de 2013

Seis cosas que influyen en cuánto dolor sientes



En la experiencia del dolor influyen muchos factores. Estos son algunos de los identificados por la ciencia en los últimos años.

La intención, cuenta. Cualquier dolencia es más intensa si consideramos que alguien nos hace daño intencionadamente, mientras que si pensamos que el dolor se ha producido debido un mero accidente resulta mucho más liviano, según probaba hace poco Kurt Gray en un estudio publicado en la revista Psychological Science.

Nivel educativo. Las estadísticas revelan que los individuos con niveles educativos más bajos sufren dolor durante más tiempo a lo largo de su vida, un 12% más para ser exactos.

Soledad. Somos más propensos a sentir dolor estando solos que en compañía de nuestros amigos o nuestra pareja.

Olor y dolor. Los olores desagradables pueden aumentar mucho la sensación de dolor, mientras que un buen aroma actúa como un poderoso analgésico, según se podía leer recientemente en un estudio publicado en la revista Pain.

Cuestión de fe. Un equipo de neurocientíficos de las universidades de Oxford y Cambridge demostró que mirando una imagen religiosa los devotos católicos experimentan un 12 % menos dolor que los ateos y agnósticos. Al comparar la actividad cerebral de los dos grupos, los investigadores identificaron que la diferencia residía en que solo en los creyentes se había activado la corteza prefrontal ventrolateral derecha.

Caricias. Cuando se trata de dolor tampoco hay que menospreciar el poder de una caricia. De acuerdo con el neurocientífico británico Francis McGlone, de la Universidad de Liverpool, existe un sistema de fibras nerviosas de la piel que responde específicamente a estímulos de placer, como las caricias. Y cuando son estimuladas, la actividad de los nervios conductores del dolor disminuye considerablemente. Claro que no vale cualquier caricia. Según McGlone, para que surta efecto hay que acariciar lentamente y ejerciendo muy poca presión.