martes, 27 de enero de 2015

Terapia para derrame muestra resultados prometedores



Cinco pacientes severamente discapacitados por un evento cerebrovascular mostraron pequeños signos de recuperación después de un tratamiento con células madre.

El ensayo, llevado a cabo en Escocia, mostró que los individuos lograron mejoras en el movimiento, equilibrio y conciencia, y no se observaron efectos secundarios adversos.
La terapia consisitió en una inyección de células madre, creadas de material embrionario, en el cerebro de los pacientes.
Los científicos de la Universidad de Edimburgo señalan que quedaron sorprendidos por las mejoras. Pero afirman que es demasiado pronto para saber si éstas fueron resultado de la terapia.
Éste es uno de los primeros ensayos que se llevan a cabo con humanos en el mundo para probar la utilidad de las células madre.

viernes, 16 de enero de 2015

Descubren por qué a veces fallan los tratamientos contra el cáncer


Los tratamientos contra el cáncer fueron diseñados para mantener a raya a las células cancerígenas mediante la prevención de su crecimiento, supervivencia y su propagación por el organismo. Sin embargo, aún hoy existen muchos cánceres que, por algún motivo, soportan la actuación de los fármacos empleados, consiguiendo extenderse sin remedio en muchos pacientes. ¿Por qué estas drogas no consiguen detener algunos cánceres?

El receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGFR) es el receptor celular cuyas mutaciones que afectan a la expresión o actividad del EGFR pueden provocar cáncer. Partiendo de esta premisa, Xiaojun Tan, un estudiante de la Universidad de Wisconsin-Madison (EE.UU.), ha dado con la solución mientras investigaba los lugares donde puede encontrarse este receptor: descubrió que el cáncer evade la acción de las drogas por infiltración a través de una puerta trasera de las células. “Lo que vemos aquí es bastante diferente. Es una estrategia alternativa para promover la supervivencia de las células del cáncer”, explica Tan.

Las células cancerosas son capaces, por tanto, de prosperar, abriéndose paso ante el embate de los fármacos. “Cientos de miles de pacientes cada año tienen tumores relacionados con el EGFR. Este descubrimiento tiene implicaciones para millones de pacientes de cáncer en todo el mundo”, aclara Richard A. Anderson, líder del estudio.

Los investigadores explican que, al igual que las células sanas utilizan la “autofagia” como medio para “apretarse el cinturón” cuando los recursos son escasos, las células cancerígenas también lo utilizan para sobrevivir en condiciones de estrés, esto es, cuando un fármaco amenaza su supervivencia. El exceso del receptor EGFR inactivo, ayuda a las células cancerígenas a situarse dentro de las células sanas donde comienza la autofagia, desencadenando también una serie de cambios celulares que promueven la supervivencia de las células del cáncer.

Los resultados del estudio, que han sido publicados en la revista Cell, sugieren que para detener el cáncer, los medicamentos originales desarrollados para inactivar el receptor EGFR podrían combinarse con fármacos que bloqueen la autofagia de las células cancerígenas para sellar tanto la puerta delantera como trasera e impedir que estas se desarrollen de ninguna forma posible.

jueves, 8 de enero de 2015

Niños con dislexia: un cerebro que se activa de forma distinta


La dislexia es un trastorno que afecta a la adquisición y aprendizaje de la lectura y la escritura que, según las estadísticas podría afectar en torno a un 5 a 17% de la población.

Entre las dificultades más importantes que se presentan en el trastorno está un déficit en la capacidad para analizar la información fonológica y así poder manejar las correspondencias entre fonemas (sonidos) y grafemas (letras escritas), lo que dificulta la lectura y el poder extraer el significado de los materiales escritos. En otros estudios se ha planteado que capacidades como la memoria de trabajo también son importantes para leer bien.

Un reciente trabajo realizado por diversos investigadores noruegos y publicado en Frontiers in Psychology (2014), ha utilizado resonancia magnética funcional para averiguar cómo funciona el cerebro de niños con dislexia de entre 11 y 12 años cuando se les expone a tareas de lectura que exigen una cantidad creciente de recursos de procesamiento.

Todos los niños participantes (11 con dislexia y 18 controles sin el trastorno) completaron una batería de test de dislexia que incluía tareas de lectura de no palabras, lectura de palabras reales, lectura de textos y deletreo, además de pruebas de comprensión lectora. Además, a todos ellos se les realizó una resonancia magnética funcional mientras realizaban varias tareas de distinto nivel de exigencia, como el procesamiento alfabético, el procesamiento ortográfico y el procesamiento de oraciones, que se supone que consumen una cantidad creciente de recursos de procesamiento.

El grupo de niños con dislexia mostró una activación cerebral general mayor que el grupo de niños sanos al realizar ejercicios de lectura y esa diferencia se incrementaba cuando aumentaban las demandas de la tarea. No obstante, no se observaron diferencias en la precisión. Más concretamente, algunas de las áreas en las que se observó esa mayor actividad fueron el giro frontal superior derecho, el área motora pre-suplementaria izquierda, el núcleo caudado izquierdo o la corteza cingulada media izquierda, aunque parece que habría cierta diferenciación de áreas según los tipos de tarea(procesamiento alfabético, ortográfico y de oraciones). Según los autores, este perfil de hiperactivación cerebral podría ser resultado de una actividad compensatoria para las dificultades de lectura.


Está claro que no a todo el mundo le resulta sencillo el aprendizaje de la lectura, pero desde luego sí sabemos que leer es una habilidad importante para el rendimiento escolar. Por ello parece muy recomendable motivar a los niños a leer y sobre todo, a disfrutar leyendo. Quizá conocer estudios como el anterior permita crear programas de apoyo a la lectura mucho más específicos y ajustados que ayuden a todos esos niños y niñas con dificultades.

martes, 6 de enero de 2015

Mientras mas desarrollas y ejercitas tu cerebro y mente menos riesgo de padecer Esquizofrenia se tiene



La esquizofrenia, ese trastorno mental que suele desarrollarse en la etapa de la adolescencia y que se caracteriza por los delirios, pensamientos anormales, alucinaciones y movimientos corporales incontrolados, parece haber encontrado un duro rival: la propia inteligencia.



Las personas con un cociente intelectual alto son menos propensas a desarrollar esquizofrenia, incluso teniendo predisposición genética a esta enfermedad. A mayor inteligencia, menor es el riesgo de todas formas. De la misma forma, un cociente intelectual bajo aumenta el riesgo de sufrir esquizofrenia. Es la conclusión que se desprende del último estudio de la Universidad de Virginia Commonwealth (EEUU) y que publica la revista American Journal of Psychiatry.



“Si eres muy inteligente, tus genes de esquizofrenia no tienen muchas oportunidades de actuar”, afirma Kenneth S. Kendler, líder del estudio.



Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron el cociente intelectual de 1.204.983 hombres suecos (algunos con parientes esquizofrénicos) con edades comprendidas entre los 18 y los 20 años y utilizaron un modelo teórico para calcular cómo influía el CI en el riesgo de desarrollar esquizofrenia. Los resultados revelaron, tras una investigación que se desarrolló desde 1951 a 2010, que las personas con un cociente intelectual bajo tenían más probabilidades de desarrollar la enfermedad que los que tenían un alto CI. Además, esta relación se hizo mucho más palpable en los participantes con historial familiar ligado a la esquizofrenia.



“Tener un cociente intelectual un poco más bajo, conlleva un alto riesgo de esquizofrenia. No lograr un cociente intelectual alto lleva a que por su constitución genética y los antecedentes familiares, la esquizofrenia consiga fuerzas extra que le ayuden a su desarrollo”, explica Kendler. Esto, sin embargo,no significa que las personas muy inteligentes puedan librarse de facto de la enfermedad. Sin ir más lejos contamos con el ejemplo del matemático John Nash (Premio Nobel de Economía en 1994).