viernes, 15 de febrero de 2013

Los síntomas cognitivos de la esclerosis múltiple pueden mejorarse



En España unas 45 personas de cada 100.000 sufren esta patología, más frecuente en mujeres, que se ha convertido en la enfermedad neurológica más frecuente en adultos jóvenes después de la epilepsia.

Aunque todavía no se conoce su causa, se ha relacionado con alteraciones el sistema autoimnune y la aparición de los primeros síntomas suele darse entre los 20 y los 40 años. En las pruebas médicas aparecen lesiones degenerativas y crónicas en el sistema nervioso central, entre las que destaca la desmielinización: los nervios pierden progresivamente la vaina de mielina que los cubre y que facilita la transmisión de la información, dando lugar a una ráfaga de síntomas en el primer brote de la enfermedad: hormigueo, fatiga, rigidez muscular, problemas en la coordinación, al caminar y al hablar. Sin embargo, el perfil de alteraciones cognitivas específico de la esclerosis múltiple no siempre ha sido reconocido.
¿Qué cambios cognitivos observamos en la esclerosis múltiple?

El 43-70% de los pacientes con este diagnóstico presenta un patrón de deterioro cognitivo descrito como "fronto-subcortical", ya que afecta más a las áreas cerebrales frontales y subcorticales. Este perfil se caracteriza por una fuerte lentitud en el procesamiento de la información, fallos en la capacidad de atención a distintos niveles, problemas de memoria y alteraciones en las funciones ejecutivas, como por ejemplo la capacidad para planificarse o solucionar problemas. También aparecen cambios en la forma de comportarse. Los pacientes pueden mostrarse más apáticos, sin motivación, o por el contrario, desinhibidos e impulsivos. Además, la depresión y la ansiedad son cambios emocionales que contribuyen a que la vida de las personas afectadas sea cada vez más costosa y dependiente.
¿Qué puede hacerse para luchar contra los síntomas?

Aunque aún no existe ningún tratamiento que haga desaparecer la enfermedad, existen algunos fármacos que han mostrado cierta eficacia en el alivio de los síntomas en casos de esclerosis múltiple tipo remitente-recurrente. En cuanto a los problemas cognitivos, parece que un programa de rehabilitación intensivo puede ser de gran ayuda. Así lo demuestra un trabajo publicado en 2012 por la revista científica Multiple Sclerosis and Related Disorder, en el que un grupo de pacientes se sometió a un programa de entrenamiento cognitivo durante tres meses. Al comparar con otro grupo de pacientes no intervenidos, se encontraron mejoras significativas tras el tratamiento en las capacidades de atención, velocidad de procesamiento y funciones ejecutivas, beneficios que se mantuvieron hasta seis meses después de la rehabilitación. Estudios como este nos demuestran una vez más que no todo está perdido, y particularmente en la esclerosis múltiple, hacer frente a los fallos desde un comienzo ayuda a ralentizar su progresión.

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