miércoles, 15 de julio de 2015

Usar Telefonos Inteligentes podría prevenir las recaídas en personas con trastorno bipolar



Usar Teléfonos Inteligentes podría prevenir las recaídas en personas con trastorno bipolar, según una investigación del grupo del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM), dependiente del Instituto de Salud Carlos III, especializado en trastorno bipolar y lidera el doctor Eduard Vieta en el Hospital Clínic de Barcelona.

De hecho, este estudio va a ser presentado en el 'Laboratorio de Ideas para Jóvenes Investigadores', organizado por CIBERSAM este jueves y viernes en Barcelona, donde jóvenes científicos especializados en diversos tipos de enfermedades van a poder discutir sin ellos sobre diferentes temas. "Es necesario pensar más, hablar más para luego hacer que la investigación avance de una manera verdadera y eficaz", ha explicado el catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Valencia y coorganizador de la iniciativa, Rafael Tabarés-Seisdedos.
En concreto, el grupo de investigadores va a presentar el proyecto 'SIMPLe', que utiliza una aplicación de uso sencillo para teléfonos inteligentes que detecta recaídas de pacientes de trastorno bipolar con el uso de mediciones subjetivas y objetivas, y el envío de mensajes personalizados. Este grupo también colabora con Telefónica I+D en otro estudio, 'REMaTCh', con el que quieren identificar patrones de conducta a través de la utilización que se realiza del móvil que puedan servir para detectar que su usuario ha sufrido una recaída.
"Las nuevas tecnologías permiten ofrecer asistencia a un mayor número de pacientes con trastornos mentales a un bajo coste. Los resultados obtenidos hasta el momento muestran la gran aceptación y adherencia a las intervenciones online, pero todavía es necesario obtener resultados concluyentes sobre su eficacia", ha subrayado el investigador Diego Hidalgo-Mazzei.

LAS HUELLAS EPIGENÉTICAS DEL SUFRIMIENTO PRENATAL E INFANTIL

Por su parte, el grupo de investigación del CIBERSAM que lidera la doctora Lourdes Fañanás en la Universidad de Barcelona ha detectado que personas con perfiles depresivos que habían estado expuestas a sufrimiento durante el embarazo o en la infancia tienen huellas epigenéticas (factores que intervienen en la expresión de los genes sin cambiar su secuencia) en células sanguíneas.
"Los periodos prenatal e infantil son clave en el desarrollo de órganos y tejidos en los que cualquier factor ambiental de riesgo puede comprometer la salud futura tanto mental como física de una persona", ha analizado el investigador que va a realizar la presentación, Aldo Córdova-Palomera.
Entre estos factores, están algunas condiciones vividas por la madre durante el embarazo que pueden modificar mediante mecanismos epigenéticos el funcionamiento del cerebro como el estrés emocional, la dieta inadecuada, la exposición a infecciones o el uso de fármacos. Además, algunas experiencias durante la infancia como el estrés psicosocial o el maltrato pueden producir cambios en el hipotálamo que alteran la capacidad de los afectados de adaptarse en el futuro a condiciones de estrés ambiental.
Por su parte, se va a mostrar una investigación liderada por el doctor del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), Alfonso Valencia, que trata de encontrar los vínculos moleculares responsables de la comorbilidad directa entre un tipo de tumor cerebral, el glioblastoma, y el Alzheimer.
En concreto, con este estudio, han encontrado genes desregulados en la misma dirección en los procesos de estas dos enfermedades. "Los resultados muestran que genes que están implicados en procesos inflamatorios posiblemente son responsables de la comorbilidad directa entre ambas enfermedades", ha recalcado el experto que la presentará, Jon Sánchez.

PREMIO A UNA INVESTIGACIÓN SOBRE ESTIMULACIÓN CEREBRAL

Finalmente, la tercera edición del 'Laboratorio de Ideas' del CIBERSAM finalizará con la entrega del segundo Premio Santiago Reig para jóvenes investigadores CIBERSAM a la doctora de la Universidad de Cádiz y del CIBERSAM Laura Pérez-Caballero, primera firmante de una investigación publicada en 'Molecular Psychiatry' con la que han comprobado que la respuesta temprana de pacientes afectados por depresión a la estimulación cerebral profunda puede verse afectada por el uso de fármacos antiinflamatorios.
Este galardón reconoce la labor de algún investigador vinculado al CIBERSAM menor de 40 años por un artículo especialmente destacable por su originalidad, traslacionalidad o relevancia.
Además, se concederá el 'Premio Santiago Reig' para jóvenes investigadores del CIBERSAM a la doctora Laura Pérez-Caballero por un artículo con el que se ha comprobado que la respuesta temprana a la estimulación cerebral profunda de pacientes afectados por depresión puede verse afectada por el uso de fármacos antiinflamatorios.

viernes, 10 de julio de 2015

Tras veinte años de coma, despertó y recupera calidad de vida, la clave Regeneracion de la Materia Blanca del Cerebro



Terry Wallis sufrió un accidente de coche cuando tenía 19 años que le sumió en un profundo coma. Poco después 'despertó' y desde entonces ha permanecido durante casi dos décadas en un estado definido por los neurólogos como "de mínima consciencia". Ahora tiene 42 años y ha mejorado tanto que ha llamado la atención de los científicos que han estudiado a fondo su caso y acaban de publicar las conclusiones enJournal of Clinical Investigation
Hace tres años, Wallis despertó de su estado de mínima consciencia durante su estancia en el centro de rehabilitación Mountain View, en Arkansas (EEUU). Desde entonces sus capacidades han ido mejorando poco a poco. Ahora puede hablar -lo primero que dijo fue "mamá"-, cuenta hasta 25 sin interrupciones e incluso hace chistes.

Aunque su familia dice que es el mismo que antes del fatal accidente, los científicos han observado que su memoria a corto plazo es muy limitada y todavía no puede comprender lo que le sucede. Además, aún no puede utilizar las piernas aunque éstas han recuperado cierta movilidad. Wallis no recuerda nada de sus dos décadas en estado inconsciente. Sólo se acuerda de su vida antes del accidente de tráfico. "Aún cree que Ronald Reagan es el presidente", ha comentado su progenitor. "Y hasta hace poco sostenía que tenía 20 años".

Henning Voss, experto en técnicas de imagen, ha dirigido el trabajo junto al neurólogo Nicholas Schiff del Colegio Médico Weill de la Universidad Cornell en New York City. Creen que el cerebro de Wallis se ha autorreparado: ha vuelto a conectar los pequeños nervios rotos en el accidente.

Restauración de la materia blanca

El cerebro está formado por materia gris y materia blanca. La gris es la corteza cerebral o córtex, y se considera el 'disco duro'. Por su parte, la materia blanca se considera el 'cableado' del 'ordenador', que es el cerebro. Los 'cables' son los axones de las neuronas que pueden alcanzar longitudes de hasta un metro. Es esta materia blanca la que ha sorprendido a los científicos con su capacidad de renovación.

Esto es posible en los casos en los que el cuerpo de las neuronas no se ha dañado, según indican los investigadores. No hay estudios que constaten este fenómeno de crecimiento axonal en el cerebro humano. Existen evidencias, pero en estudios con monos ardilla.

Los científicos apuntan que lo más probable es que el crecimiento de los nervios hasta la reconexión comenzara hace tres años cuando Wallis despertó y comenzó a hablar. "Nuestra interpretación de lo sucedido [el hecho de que Wallis haya abandonado el estado de mínima consciencia] es que durante todo este tiempo estaba teniendo lugar un proceso de autorreparación en el cerebro", ha indicado Voss.

Otros expertos apuntan a causas diferentes, como la remielinización de los axiones (la mielina es una sustancia grasa que actúa de 'aislante' para optimizar la conducción del impulso nervioso), o el crecimiento de los haces nerviosos que rodean al nervio dañado.

Para conocer el estado de su cerebro los investigadores han utilizado una técnica de imagen que no se aplica de forma rutinaria, la resonancia magnética por tensor de difusión. Esta resonancia se basa en la visión de la proporción de la cantidad de agua presente en el tejido nervioso. Cuando una zona está inflamada, es decir, lesionada, retiene más líquido.
Anormalidades muy evidentes

Compararon las imágenes del cerebro de Wallis con imágenes de cerebros que se suponen estables: el de 20 personas sanas y el de otro paciente en estado de mínima consciencia que no había mejorado desde hacía seis años. "Observamos lo sobrecogedoramente dañado que estaba su cerebro. Las anormalidades eran más que evidentes tras compararlos con personas sanas", ha comentado Schiff. La materia blanca estaba muy lesionada.

La primera toma de imágenes se realizó a los ocho meses desde que Wallis pronunció su primera palabra tras el accidente. Se repitió 18 meses después y los especialistas observaron que se habían formado nuevas conexiones en las zonas del cerebro relacionadas con el movimiento y el habla.

Así, los neurólogos han podido comprender un poco mejor cómo se rigen este tipo de fenómenos del sistema nervioso. Los implicados en este estudio reconocen que queda aún mucho por entender. Aseguran que la clave no es "esperar" a que se repare sino conocer por qué se produce la generación de nuevas conexiones.

El caso de Wallis es único y no ha sucedido en ningún otro paciente conocido en estado de mínima consciencia. Las imágenes del cerebro del otro paciente con daño cerebral, un chico de 24 años que también sufrió un accidente automovilístico, también denotaban cambios en las conexiones neuronales, pero éstas estaban desordenadas, sin una organización que permitiera al paciente ejecutar alguna de las funciones perdidas.

"Las fibras nerviosas estaban gravemente dañadas, sin embargo las células permanecían intactas", dicen los autores. La situación clínica de Wallis no tenía nada que ver con la del controvertido caso de Terry Schiavo. En ese caso las células del cerebro (el córtex) estaban muertas, ha explicado a AP el doctor James Bernat, neurólogo de la Centro Médico Dartmouth-Hitchcock.


Terry Wallis sufrió un accidente de coche cuando tenía 19 años que le sumió en un profundo coma. Poco después 'despertó' y desde entonces ha permanecido durante casi dos décadas en un estado definido por los neurólogos como "de mínima consciencia". Ahora tiene 42 años y ha mejorado tanto que ha llamado la atención de los científicos que han estudiado a fondo su caso y acaban de publicar las conclusiones enJournal of Clinical Investigation.

Hace tres años, Wallis despertó de su estado de mínima consciencia durante su estancia en el centro de rehabilitación Mountain View, en Arkansas (EEUU). Desde entonces sus capacidades han ido mejorando poco a poco. Ahora puede hablar -lo primero que dijo fue "mamá"-, cuenta hasta 25 sin interrupciones e incluso hace chistes.

Aunque su familia dice que es el mismo que antes del fatal accidente, los científicos han observado que su memoria a corto plazo es muy limitada y todavía no puede comprender lo que le sucede. Además, aún no puede utilizar las piernas aunque éstas han recuperado cierta movilidad. Wallis no recuerda nada de sus dos décadas en estado inconsciente. Sólo se acuerda de su vida antes del accidente de tráfico. "Aún cree que Ronald Reagan es el presidente", ha comentado su progenitor. "Y hasta hace poco sostenía que tenía 20 años".

Henning Voss, experto en técnicas de imagen, ha dirigido el trabajo junto al neurólogo Nicholas Schiff del Colegio Médico Weill de la Universidad Cornell en New York City. Creen que el cerebro de Wallis se ha autorreparado: ha vuelto a conectar los pequeños nervios rotos en el accidente.

Restauración de la materia blanca

El cerebro está formado por materia gris y materia blanca. La gris es la corteza cerebral o córtex, y se considera el 'disco duro'. Por su parte, la materia blanca se considera el 'cableado' del 'ordenador', que es el cerebro. Los 'cables' son los axones de las neuronas que pueden alcanzar longitudes de hasta un metro. Es esta materia blanca la que ha sorprendido a los científicos con su capacidad de renovación.

Esto es posible en los casos en los que el cuerpo de las neuronas no se ha dañado, según indican los investigadores. No hay estudios que constaten este fenómeno de crecimiento axonal en el cerebro humano. Existen evidencias, pero en estudios con monos ardilla.

Los científicos apuntan que lo más probable es que el crecimiento de los nervios hasta la reconexión comenzara hace tres años cuando Wallis despertó y comenzó a hablar. "Nuestra interpretación de lo sucedido [el hecho de que Wallis haya abandonado el estado de mínima consciencia] es que durante todo este tiempo estaba teniendo lugar un proceso de autorreparación en el cerebro", ha indicado Voss.

Otros expertos apuntan a causas diferentes, como la remielinización de los axiones (la mielina es una sustancia grasa que actúa de 'aislante' para optimizar la conducción del impulso nervioso), o el crecimiento de los haces nerviosos que rodean al nervio dañado.

Para conocer el estado de su cerebro los investigadores han utilizado una técnica de imagen que no se aplica de forma rutinaria, la resonancia magnética por tensor de difusión. Esta resonancia se basa en la visión de la proporción de la cantidad de agua presente en el tejido nervioso. Cuando una zona está inflamada, es decir, lesionada, retiene más líquido.
Anormalidades muy evidentes

Compararon las imágenes del cerebro de Wallis con imágenes de cerebros que se suponen estables: el de 20 personas sanas y el de otro paciente en estado de mínima consciencia que no había mejorado desde hacía seis años. "Observamos lo sobrecogedoramente dañado que estaba su cerebro. Las anormalidades eran más que evidentes tras compararlos con personas sanas", ha comentado Schiff. La materia blanca estaba muy lesionada.

La primera toma de imágenes se realizó a los ocho meses desde que Wallis pronunció su primera palabra tras el accidente. Se repitió 18 meses después y los especialistas observaron que se habían formado nuevas conexiones en las zonas del cerebro relacionadas con el movimiento y el habla.

Así, los neurólogos han podido comprender un poco mejor cómo se rigen este tipo de fenómenos del sistema nervioso. Los implicados en este estudio reconocen que queda aún mucho por entender. Aseguran que la clave no es "esperar" a que se repare sino conocer por qué se produce la generación de nuevas conexiones.

El caso de Wallis es único y no ha sucedido en ningún otro paciente conocido en estado de mínima consciencia. Las imágenes del cerebro del otro paciente con daño cerebral, un chico de 24 años que también sufrió un accidente automovilístico, también denotaban cambios en las conexiones neuronales, pero éstas estaban desordenadas, sin una organización que permitiera al paciente ejecutar alguna de las funciones perdidas.

"Las fibras nerviosas estaban gravemente dañadas, sin embargo las células permanecían intactas", dicen los autores. La situación clínica de Wallis no tenía nada que ver con la del controvertido caso de Terry Schiavo. En ese caso las células del cerebro (el córtex) estaban muerta